Aries

Ha sido una temporada difícil la que se ha visto en los últimos meses, esos momentos han quedado congelados en el pasado, la brujería está en el aire y siempre quieres tener la razón, el insomnio insoluto e interminable me mantiene pensando en ti, noche tras noche. Los sueños que tenemos están conectados, hasta este momento no he logrado descubrir que es lo que hago yo cuando aparezco en tus sueños. No es bueno vivir con resentimiento ¿Sabes? Es por eso que, al leer estas líneas testarudas, en tu cabeza sabes que son para ti y nadie más. Por casualidad fue que nos encontramos, como todos los Aries somos testarudos por naturaleza y siempre creemos tener la razón.

Es obvio que lo que nos enamora es una idea de lo que nos hacemos de los demás, esa cercanía irreal que por un momento pensamos que existe. Reciprocidad, esos es lo que queremos, mirarnos en el eterno lago de recuerdos y momentos que guardamos hasta envejecer. Las palabras no son suficientes para delimitar todo lo que representas, por un lado, eres fiera y audaz, pero por otro dulzura y comprensión. El sueño se repite una y otra vez, por un momento pensé que se trataba de brujería, pero solo era la energía que fluía en ambas direcciones, como esa energía todos nuestros pensamientos se traducían en bellos momentos que viviremos en el futuro lejano o cercano.

La química aún está viva, solo es cuestión de acoplarnos nuevamente a la vida del otro, la infancia es la mayor fuente de inspiración, mi madre decía que cuando era pequeño, ella me cargaba todo lo que quería porque sabía que después no podría hacerlo. Abrazados en un instante eterno, como los videojuegos que nunca aprendiste a jugar, pero que atentamente mirabas en mi explicación, no me olvidó de la pintura roja en los labios, es algo que jamás olvidaré, rojos como la luna sobre el mar en una de las tantas noches en las que discutimos. No hay momentos, el presente me mantiene vivo y es el que me da aliento para continuar, los estragos se podían sentir en la forma en que nos relacionábamos en que comentábamos la vida del otro.

No somos los mismos la oscuridad nos ha absorbido estamos cansados y sin ganas, pero sin dejar de pensar el uno en el otro. La distancia aún no nos ha condenado, nuestro camino sigue abierto para encontrarse, para saber que estamos esperando; mi cabello continúa creciendo y puedo ver lo feliz que eres de estar y no estar junto a mí; recuerdo esa noche en que decidimos escaparnos a la playa, ya estábamos en la terminal de camiones alistándonos para subir. Voy caminando por un lugar de mi infancia buscando a alguien que no conozco del todo y que me ha hecho sufrir bastante; esos sueños siguen sucediendo, pero no son como al principio que despertaba agitado, sin poder respirar y con la cama llena de sudor.

Una receta perfecta para el desastre, para no olvidarlo en un largo tiempo, como esas noches sin dormir que nos acosan, nos cruzamos todas las noches en la cabeza del otro, nuestras energías se han entremezclado y están ahora juntas para siempre. Puedo imaginarme de que van tus sueños, de todos esos momentos que estuve contigo y que en silencio dejábamos que nuestros cuerpos hablaran, necesitas de alguien que comprenda las tonterías que estás pensando, que no juzgue cada una de tus acciones, alguien como yo.   

Foto por: Dylan Schwartz

Sagitario

¿Tú qué sabes del amor si nunca has besado a alguien hasta que sus labios estén resecos? Cómo espiar a alguien en los momentos más solitarios, simplemente cuando están viviendo su vida. El amor nos obliga a hacer tonterías que normalmente no haríamos, cuando las cosas salen como las estamos esperando entonces no hay ningún problema, luego entonces la vida está llena de pruebas que debemos superar, de obstáculos que no nos dejan ser felices.

El momento adecuado para pedir perdón a la otra persona, permanecemos en la memoria de las personas aunque decidan olvidarnos. Cada pensamiento es recíproco, nos pertenecemos el uno al otro. Los recuerdo son los que nos mantienen vivos y nos remontan a todo aquello que logramos vivir, la emoción del primer amor al acercarse a ti y besarte sin ataduras. Sagitario es de los signos que más brilla, los que te hacen recordar la alegría de la vida, no les importa la posición de la luna o el ángulo de Mercurio.

Los sagitario no quieren salir de mi vida, no quieren dejar de pertenecer. Sábanas de miel, un recuerdo que no se llega a concretar, vulnerabilidad de mostrarle tus sentimientos a la persona que te gusta, quedas como un nervio expuesto, los sentimientos no pueden ocultarse, es muy probable que la otra persona también lo sienta; realidades espejo entre lo que sientes y lo que siente la otra persona. El tiempo es imperfecto, no podemos forma parte de la vida de las personas por más que queramos, fantasma que apareció y desapareció en menos de un año, me bombardean esos recuerdos que prefiero esconder, preferiría haber inventado.

Parece que hasta cuando aparece en los sueños también quiere ocultarse de mi, desaparecer de mi vida ¿Recuerdas el momento en que todo empezó a salir mal? La luna toma forma de un queso gruyere, muy grande y redonda irradia paz y tranquilidad, puedo oír los sonidos del espacio, aunque en el espacio no haya sonido. Navego por ese mar en el que nos encontramos llamado adolescencia, la luz del sol me deja ciego pero comparado con todo lo que hemos vivido, es lo menos que puedo esperar, se reflejan nuestros sentimientos uno en el otro, comienzo a dudar de mi propia existencia, de que realmente me hayas querido.

Las noches se pasan largas, pero por lo menos sé que algo mío forma parte de ti, una guía espiritual en un callejón sin salida. Cuando caminas por tu casa con la camisa que te regale y pensando en las noches que no hemos pasado juntos. Nuestros ojos se miran y se disparan nuestras emociones, como no podemos estar juntos, pero tampoco separados, rogando por tu amor, como siempre.

Foto por: Shafik

Escorpión

No queda otro remedio más que seguir avanzando, seguir corriendo sin rumbo fijo, de lo que nos acecha. ¿Cómo hacer para tener pensamientos felices cuando te sientes triste? La tristeza acecha como en todos los momentos, pero no es real es creada por tu mente. Es creada como la felicidad que formaba parte de tu vida antes de que esta cambiara.

Luz y oscuridad, tristeza y alegría son lo mismo, son caras de la misma moneda. Cómo los polos opuestos que se atraen, una fuerza imparable contra un objeto inamovible. Una simple pantalla, una cortina de humo para ocultar tus sentimientos, mirar la luna que ilumina sobre tu cabeza. Mis recuerdos se borran en el camino, para despintar la realidad desoladora que me rodea.

Pero se sabe que es algo momentáneo, algo que tiene que terminarse en algún momento. Un camino que lo iluminan nuestros atardeceres, mirando al cielo nos damos cuenta de lo pequeños que somos para este universo. Yo sé que las palabras que dices no las piensas realmente que sólo son ideas atoradas y embestidas por el coraje. Y cuando no queda más remedio, lo único que queda es dejar que las cosas fluyan y sigan su curso natural.

Siempre lo he dicho para alcanzar la felicidad no hace falta que estemos con alguien, lo que hace falta es sentirse bien con uno mismo y con lo que tenemos. Un juego macabro entre sombras que solo quieren disfrutar el uno del otro sin saber cual es su nombre o su comida favorita. Nos encanta complicarnos y buscar toda esa intensidad que no tenemos en nuestra vida, los polos opuestos que se atraen.

Es un momento difícil y si quiero continuar en este juego, ahora tendré que jugar con tus reglas y de tu lado de la cancha. Reflejos del pasado nos caracterizan, al final de cuentas seguimos siendo animales que buscan la felicidad. Te das cuenta que la felicidad no proviene de tener cosas materiales, proviene de lo que no puede verse. He notado como no tengo tantos amigos de este signo, es porque me aburro muy fácilmente.

Lo más difícil es darnos cuenta de eso que no podrá ser nuestro, sin importar cuanto lo deseemos. No importa todo lo que hagas o lo mucho que te resistas a los cambios, el tiempo continúa su marcha y con ella todos nuestros recuerdos dolorosos. Solo nos queda mirar al cielo y recordar todos esos amores y desamores que nos han roto el corazón. Que nos han hecho crecer por la forma en que nos tratan y tal vez aunque duela esas personas son las que nos ayudarán a mejorar más.

Las personas no le pertenecen a nadie más si queremos estar con alguien ahora entiendo que es más una cuestión de decisión que de azar o destino, o los astros que se alinean. Tenemos que salir adelante de esto, no podemos extrañarnos, tenemos que desaparecer de la vida del otro. Y ¿Cómo saber que estás tomando la decisión correcta? Definitivamente no se sabe, pero se siente bien.

Necesitas estar solo por un momento, que la gente deje de opinar sobre lo que debes hacer o no. Convertirte en un esclavo del aire que le rodea, de las cosas que desea, todo se termina acomodando como siempre debió haber estado. Los secretos que se encuentran en mi corazón, ahora son más difíciles de ocultar, tal vez lo único que quiero es ser tuyo.

Foto por Raúl A. Flores

El amor en todas sus formas.

Pensé que para el amor existían formas que se podían seguir, un camino que lleva a una revelación mayor, pero ahora me doy cuenta de que no es así. El amor no tiene forma, es libre, fluye como el viento, corre como el agua del mar. La revelación a la que llegue sin embargo, es que el amor no puede existir sin personas; las películas mienten y los libros también nada es tan perfecto o tan imperfecto como quieren mostrarlo esas realidades alternas.

El amor es desinteresado; hace muchos años platicaba con alguien sobre el sexo y el amor. Descubrí que no existe ninguna relación entre ambos. El sexo, como acto, solo busca la autocomplacencia, el hacerse feliz a uno mismo. “No me gusta estar contigo, me gusta como soy cuando estoy contigo”. Egoísmo puro, aún no logro sacarme esa idea de la cabeza. El reflejo de narciso en el lago. El amor verdadero es libre y desinteresado, se pueden amar a múltiples personas al mismo tiempo.

Descubrí a través de distintos mantras que cada persona tiene algo que ofrecer. Se puede ver a través de sus miradas, que todos estamos llenos de energía, energía que fluctúa de un lado a otro, de un ente a otro. Si se quiere ver de otra forma, como si todas las personas fuésemos una roca que cae en el centro de un lago y que con las ondas que genera, se une con las ondas de las demás rocas que caen dentro del mismo lago llamado vida. Eso es el amor, los contemporáneos del rock podrán decir que se trata de accidentes, casualidades que están por suceder.

Alrededor del amor, como sucede con todas las otras cosas de la vida, existe un sistema, un proceso que coarta la libertad del amor, convenciones sociales. Paradigmas que las sociedades inventan sobre qué es lo que debe ser el amor y lo que no. Por suerte, para la época en que vivimos todo se desdibuja casi por completo y el amor pierde sus cadenas. Podemos querer a las personas que queramos, pasar el tiempo con quien queramos sin tener que explicar lo que sentimos. Por eso el amor debe ser desinteresado, no presta atención a los paradigmas y trata de superarlos. El amor tampoco distingue entre hombres y mujeres. Se puede amar a quien sea porque a final de cuentas quien, si no Dios, puede decidir lo que es natural y antinatural.

Las formas del amor por tanto son tantas como personas existen. El amor y el odio son hermanos gemelos por lo mismo. El odio no busca el bienestar del otro, pero tampoco su malestar. Odiar a alguien es tan poderoso, o más fuerte aún, que amarlo. El amor en síntesis es toda esa energía que recibimos de los otros, toda esa atención desinteresada por el bienestar de los demás sin importar si se trata de nuestra pareja o no. El amor es libertad, es libertinaje no es opresión ni regaños; tampoco es convertirse en la figura paterna/materna de la otra persona.

El amor es gozo y disfrute, no celos ni rencores. Es un beso largo en un día caluroso, es el rocío de la primavera y la fe que mueve las montañas. Es el grano de mostaza que consuela el alma. El amor es la alegría de la vida, el estar alegre todo el tiempo. El amor no puede ser felicidad pero puede acercarse a ella en cada acto que realizamos por el otro. El amor es sacrificio, desinteresarse de las nimiedades de la vida y quererse a uno mismo y a los otros por lo que representan y no por su finalidad en nuestra vida. Amar es resistir, es destruirlo todo para volver a crearlo, es acosar y conocer, es placer y dolor, amar es vida y a la vez muerte.

¿Dónde hallar la oscura huella de la antigua culpa?

En la química del cuerpo humano, ahí es donde se encuentra la oscura huella. Se abre la puerta del infierno y todos nuestros demonios se desatan. Aparecen caminando entre nosotros, el Infierno se muestra como un resplandor oscuro, una luz que nunca deja de verse detrás de sí. La oscura huella de la antigua culpa, para responder a la pregunta del padre del psicoanálisis la encontramos en lo más hondo de nuestras entrañas.

Nosotros somos ese pecado original del que todos hablan. Nos ha quedado una marca que inconscientemente nos regresa a todos esos momentos donde pudimos ser felices. Expresamos nuestros sentimientos y pensar de forma que ellos se convierten en nosotros. El cuerpo deja de existir, lo terreno no tiene forma, nos han dejado sin forma y es por eso que ahora buscamos lo divino. Afianzarnos en aquellas cosas que no hemos podido ver con nuestros ojos. La oscura huella no está en la duda, como solía pensar, si no en nuestra libertad.

El Señor nos dejó elegir libremente que era lo que queríamos en la vida, y al elegirlo nosotros nos causamos daño o continuamos viviendo. No es casualidad que la puerta del Infierno esté cerrada. Desahuciados, sin esperanza, esa es la oscura huella de la libertad; por eso se abre la puerta, por eso dejamos escapar nuestros demonios. ¿Qué me hace volver a ti? La mujer, eso es lo que tiene un magneto, y no únicamente al sexo de los hombres, es algo de química. El demonio se esconde en cada una de las feromonas que liberan las mujeres, es algo bastante animalesco pero tiene bastante sentido.

El resplandor de la puerta me absorbe y ya no hay salida. “Abandonar toda esperanza” puede leerse en la puerta del Averno. Tres sombras custodian a los desahuciados para que no traten de escapar, un hombre te guía por los círculos del Infierno. Los estudios y piezas por separado te hablan, cada uno con sus peculiaridades y especificidades. Cuentan una historia distinta y te comentan que tienes razón, que la oscura huella, sí es la libertad del hombre. El crujir de dientes por una eternidad no suena tan mal después de todas las atrocidades que he visto en el mundo.

Entiendo el porqué de los súcubos, porque la mujer es la responsable de la caída del género humano, y porque es la que nos hace perder la cabeza. Así como un torso puede ser tan expresivo como un rostro, así las mujeres pueden ser quien nos acabe o quien nos lleve a la gloria. No se puede hacer arte, si no se tiene una musa, una inspiración. Las mujeres pueden inspirarnos o destruirnos, pero no hay punto intermedio. Ese es el surgimiento de la oscura huella, del momento exacto en que Adán fue borrado de la tierra, y del cielo.

Para regresar con el Padre debemos encontrar ese origen en cada uno de nosotros, no tendría sentido el seguir viviendo si no lo encontramos en algún momento. Ahora logró comprender, el Infierno por eso nos quita la esperanza, no por el hecho de estar ahí per se, sino por no dejarnos ver claramente qué es lo que sigue en nuestra vida. Si antes creía que la libertad era lo peor que nos pudo haber pasado, ahora estoy seguro que es la única arma que puede salvar nuestras almas.

SRE: Secretaría de Relaciones Exteriores.

Mitos y cuentos, de eso está hecha la burocracia mexicana. Historias que no se pueden comprender del todo, pero aun así existen. Me encuentro en las afueras del departamento de mi jefe, con el que trabajé en la SRE. Había escuchado que las fiestas ahí se ponen muy bien, y después de manejar todo el día a quien no se le antoja refrescar el gañote. Trataré de hacerle la mayor justicia posible a este relato.

Comencé a trabajar desde las seis de la mañana; desde que compré el taxi mi mujer no deja de preocuparse por mi bienestar. Que si duermo pocas horas, que si no como bien; no sé qué hay en ella que me recuerda un poco a mi madre. Salí de Ecatepec a esa hora y nadie me hacía parada, como si los taxis fueran un sinónimo de peligro. Avanzaba por Vía Morelos, hasta que un chico por fin detuvo el auto, bueno eran dos para ser exactos. El primero, quien tenía todo el derecho de subir como mi pasaje, se hizo de palabras con el segundo, él quería apañar el taxi. Hablaron unos segundos, yo ya me iba a ir pensando que ninguno de los dos se subiría. Subieron los dos y a los dos los llevé, iban a algún lugar cerca de Bosques de las Lomas.

Un muy buen pasaje serían como unos doscientos pesos. Lo extraño era ¿Qué hacían un par de “ricos” cerca de la zona fea de Ecatepec? No pregunté y los llevé a los dos. Conducía sobre Periférico camino a la zona que ya les comentaba. El segundo, el que apañó el taxi era un señor de unos cincuenta y tantos, el primero tendría a lo mucho veinticuatro años. Hablaban sobre todo lo que tendrían que hacer al llegar a sus respectivas oficinas. Pendientes, reportes, juntas y reuniones. Me llamaba la atención como el señor le preguntaba al joven muchas cosas, pero más que nada quería conocer sobre su vida personal.

Al llegar al cruce de Periférico y Polanco por la Fuente de Petróleos, el señor dejó caer una pregunta que nos sacó de onda a todos. Le dijo al joven: – ¿Oye quieres coger? El muchacho se puso pálido y no supo que responder. Amablemente le dijo que no y le dio algo de dinero al señor para pagar el taxi. Avanzamos unos cuantos metros ya sobre Palmas y el joven me pidió que me detuviera para bajarse. De inmediato paré y le dije a los dos: –Denme lo del pasaje y ya estuvo. Abrí la gaveta de adelante en el asiento del copiloto. El señor vio la pistola y decidió bajarse también. Un rato después conseguí otro pasaje, un viaje de unos treinta pesos; otro de unos cincuenta y un último de ochenta.

La tarde estaba muy floja y decidí no subir más gente. Por eso de las ocho de la noche recibí un mensaje de mi antiguo jefe “El Sinaloa”. Hombre robusto, de piel morena y curtida con un bigote tupido y muy alto; algunos podrían decir que él era el estereotipo de macho. El mensaje decía que iba a hacer una de sus famosas fiestas, que no fuera mamón y me animará a ir. Con los cuatrocientos pesos que había juntado del día, fui directamente a una tienda a comprar unas cervezas. Había decidido ir a la fiesta.

Eran aproximadamente las diez de la noche. Y ahí estaba el jefe con su mujer; una mujer muy guapa se veía operada la cabrona. Ahí estaban también mis antiguos compañeros de la Secretaría. Bebimos whisky bebida de hombres, y cerveza. Algunos de ellos ya no podían ni con su alma, era tarde en la madrugada. Ya no tenía nada que hacer ahí, así que decidí irme a mi casa, no sin antes pasar al baño. Al salir su mujer estaba esperándome, con una pequeña bata transparente, diciéndome que me la cogiera que nadie se iba a enterar.

Me negué rotundamente después salió mi ex jefe “El Sinaloa” y me dijo. –Ándele Aurelio échesela, nada más que después de ella me toca a mí. Salí corriendo, sentía nauseas. Entendí porque todos iban a las fiestas del “Sinaloa” y jamás volví a una de esas fiestas en la Colonia Doctores.

When are you arriving?

There are some moments in life, which define life itself. Men should be aware of those moments. Closing your eyes is the most pure darkness you’ll ever see, that’s because inside us there’s another world waiting to flourish. My best friend is falling in love, and I don’t know what’s happening to him. He used to be a confident man but with the pass of time, he became his worst enemy.

I’m still waiting for you to come, life doesn’t make sense anymore. But I know why it doesn’t make sense. Because the point of life is that there’s no point. We do everything we do, controlled by someoneelses mind. Slavery still exists and it’s making us become robots. We do not think for ourselves, we are slaves of consuming goods that are no longer regenerating. When I wake up every morning, the only thing I think about it’s the time we haven’t been together.

In nature there are things that can’t coexist with each other, like animals that have to eat each other, just guided by instinct. So, why am I still waiting for you to get home? To love me like I do? Maybe we are two animals that can’t coexist with each other and that’s why you’ll never be by my side. The Native American can communicate with nature, and they interact in peace, but progress it’s the villain here, he’s wearing his poker face every time he gets around the roots of people. The things that he (progress) doesn’t understand are the things that shouldn’t have existed in the first place.

So who are we waiting for? Some are waiting for the singularity, others are waiting for a Savior but I’m waiting for a feeling, a feeling that no longer exists among us, it was called love. Your eyes are like a roller coaster I’d like to ride all day long, there’s no line in that roller coaster so you don’t have to wait for one hour to get in. Adrenaline runs through my veins every time you get around. Animal like, I can smell you miles away from me but you seem to ignore me every single time. We are walking together drunk in love, high as a kite. You and I don’t speak the same language that’s why we try to eat each other but at the same time we consume each other every time we kiss.

I’m standing in front of a mountain full of houses. Every house is illuminated with Christmas lights. It’s the night time, you’re hidden in my dream and still crying because I don’t love you anymore. We were young when we met each other, but in our past lives. We used to live in India, in a pink castle, and we were Muslims. I had six wives and I loved them equally. The used to dance for me when I was bored, give me some grapes in my mouth. My life was way happier when I was living in India, I didn’t have to worry about anything but loving and be loved in return.

Anyway my life keep going, and I can’t look back whenever I’m sad, nostalgia is for weak people who doesn’t value their present lives. I was waiting in the airport for your plane to arrive, the expectation of a reencounter moment. So when I saw it landing my stomach came to life again, all the things around me where colorful like my pink and blue castle when I was the king of six women. Misogynist? Maybe but I loved all of them and they loved me back. I saw your eyes getting closer to me and I can feel them insecurity and sadness, someday they’ll talk to me and tell me why you always leave me, and more importantly: When are you returning to my arms? I mean, when are you arriving?

Santa Anita.

A medio camino, medio camino, medio cami, medio ca, medio, me, m… El tren seguía su marcha sin detenerse. Me dirigía al oriente de la ciudad, una zona que siempre ha llamado mi atención. Ahí es donde he vivido mis experiencias más extrañas y apabullantes. Seguimos avanzando, unos audífonos la distraían del  sonido de las ruedas contra las vías. Desperté del ensueño y por un momento, mi cerebro y corazón tomaron valor para hablarle, pero cuando nuestras pupilas ¿O papilas? Se juntaron ella me rechazó felizmente. Por el rabillo del ojo me miraba como alguien que se asoma por la ventana de un balcón en un pueblo al centro del país.

En ese pueblo nadie nos conoce y no conocemos a nadie. El psicólogo austriaco caminaba de la mano con mi madre mientras yo veía como se besaban. No tengo ninguna duda sobre lo que está pasando. No estoy intoxicado, es solo un sueño. De verdad muestran los sueños nuestros deseos, de eso puedo estar seguro, de lo que sucede a mi alrededor no tanto. El sonido que anuncia el cierre de las puertas del metro fue el que me despertó. Y la chica que había visto en mi sueño no era un espejismo, era real, de carne y hueso. No había pensado en hablar con ella como sucedía en mi sueño.

Era una estudiante de medicina que por momentos desviaba su mirada del libro de anatomía que leía para mirarme mientras dormía. De ahí la ventana que aparecía en el sueño. Era un pueblo el que se veía en la secuencia porque yo me dirigía a Iztapalapa, a otro pueblo. Pero porque Freud y mi mamá estaban besándose, eso es cuestión que se debe indagar con mayor detenimiento. Pensaba en ese momento en la historia de la pobre estudiante de medicina que se había convertido en mi momentáneo objeto de deseo. Ella, según mi parecer, se dirigía a la estación U.A.M. I a tomar sus clases, si no que otro pretexto habría para que fuera estudiando.

Con mi mapa del Sistema de transporte colectivo en mano fui urdiendo mi plan mientras el tren continuaba avanzado. En Coyuya ya estaba enamorado, la forma en que su mirada despreciaba mi “masa” corporal que exudaba hormonas me parecía simplemente fascinante. Avanzamos hacia Iztacalco y una horda de gente subió a nuestro vagón, la magia se rompió por un momento. Nuestras pieles blancas como alabastro, la mía y la de la “enfermera”, brillaban como dos reflejos entre todos esos indios “modernos” que nos miraban con desprecio. Ella se levantó y se alejó de todos esos enanos salidos de algún libro del siglo XX que describía al México del siglo XIX.

Se acercaba el momento de la verdad, estábamos en Atlalilco, uno de los transbordes más largo y absurdos de nuestro de sistema de transporte. Tenía que hablar con ella ya, puesto que yo bajaría del Metro en la siguiente estación (Iztapalapa). Decidí no hacer nada, y al contrario de lo que dice la gente, de que nunca hay que quedarse con las ganas, yo prefiero así. De haber hablado con ella no habría podido recibir toda esta inspiración. El pueblo perdido, el psicólogo austriaco, la historia de que estudiaba medicina, nuestro cuasi-coqueteo. Salgo del Metro y camino por las calles del barrio de “Los Ángeles”. De entre sus callejuelas es que se me ocurren todas estas cosas que acabo de escribir.

 

En la tela de la araña.

Lo que pasa no está cerca de mí, ni si quiera lo veo acercárseme. Sé que no puedo mover mis extremidades y que estoy atrapado sin salida, pero hay un salto enorme entre eso y estar enamorado. Entiendo ahora que estar entre las redes de las mujeres es una cosa, y otra muy distinta hacer todo lo que ellas me dicen. No nos volvemos a ver amor mío, y este no será nuestro momento, pero puedo sentir como el tiempo apunta a nuestro favor. Las piezas del tiempo y el espacio se acomodan para que en algún momento por fin podamos estar juntos. La verdad es que yo no tengo ninguna prisa por estar contigo.

Lo que me ha enseñado esta cárcel (telaraña) en la que me encuentro, es que la mayoría de las veces, tanto en la vida, como con las mujeres, siempre hay segundas oportunidades. El miedo es el veneno que nos inyectan las mujeres, ese miedo paralizante que no te permite hacer nada. Eso era lo que me detenía contigo, pero después de tanto tiempo que ha pasado, ya no me interesa saber nada de ti, ni de lo que haces. Alguien más ha venido a infectarme. No sé porque, ni como lo hacemos, pero dentro de mi mente hay algo que llama su nombre, ya no el tuyo. Algo que sigue buscándola.

Por un momento me escapo de sus colmillos y vuelvo a lo que siempre he sido, un hombre que tiene varias mujeres regadas por el mundo. Algunas me utilizan para satisfacer sus necesidades, otras yo las utilizo para satisfacer las mías. Esto de estar en la mente de todas las mujeres es algo apabullante, me podría perder en todas las miradas que hay aquí, pero no lo hago porque sé que ellas también tienen sus intereses. Al estar en este lugar tan grande me doy cuenta que con ellas, la mayoría de las cosas, son cuestión de percepción. Puede que no seas el hombre más guapo dentro de un cuarto, pero con la actitud correcta te puedes volver el más atractivo. También aunque lo nieguen les gusta que las consintamos, que las hagamos sentir lindas y escuchadas, cosas que a nosotros nos tienen sin cuidado.

El veneno paralizante vuelve a mi cuerpo, ahora ya no puedo salir con ninguna de mis ninfas, hay momentos en la vida que son para disfrutar, y este es uno de ellos, el momento de tenerlo todo, tener a la chica más guapa a nuestro lado, pero sin ningún compromiso. El salto de fe, el enamoramiento, eso es lo que me paraliza frente a ti. No quiero la típica historia de amor, no quiero compartir todos mis momentos contigo, quiero tener mi espacio, mi intimidad, ser feliz en la forma en que yo encuentre la felicidad, no con las mismas cosas que todos hacen. La democracia no les importa a las mujeres, ellas quieren a su príncipe azul, sin importar que solo sea un sapo disfrazado.

Vuelvo a estar recostado sobre una telaraña, las cuerdas que sujetan mis muñecas y mis tobillos están más fuertes que nunca. Ha llegado el momento, el escape se acerca; la muerte de mi custodio no está en entredicho, tiene que hacerse para lograr salir de aquí. El tiempo es mi mejor aliado, cuando algo no resulta conforme a lo que estaba planeado, el tiempo ha sido el que ha curado todas o la mayoría de mis heridas. Si algo no estaba destinado a suceder, es él quien me abre los ojos y me dice: No tienes de que preocuparte, esa persona no estaba realmente interesada en quien eras, sino en quien podías convertirte, hiciste bien en dejarla.

Y eso es lo que me ha sucedido, tú me ves como si fuera un objeto que te pertenece, pero como mencionaba líneas arriba, con las mujeres todo es cuestión de percepción. Las otras personas no somos objetos con los que puedes jugar a tu antojo como piezas de ajedrez, aunque a veces resulte sencillo. Por lo tanto, y porque ya estoy harto del veneno paralizante que escupes cuando hablas, esto es el fin de nuestra historia, no necesito más de ti o de tus cosas. Lo siento, pero hoy nos despedimos.

Insecticida.

¿Quién logrará comprender la mirada de una mujer? No hay un solo hombre que pueda definir que es lo que pasa ahí adentro. Por eso hay tanta inspiración cuando vemos a una mujer hermosa. Me he dado cuenta de que todas las mujeres tienen algo que ofrecernos, así sea algo tan simple como un gesto, o una mirada. No importa de donde sean ni que idioma hablen, todas quieren ser el centro de atención, todas quieren que los hombres las quieran. Es la humilde opinión de un hombre enamorado. Esto es solo el comienzo de todo lo que vamos a vivir juntos.

Ya no estoy tan seguro de que existan vidas pasadas o futuras, la vida me ha dado tantas oportunidades, que debo aprovechar todos los momentos que vivo. Gracias a ti logro comprender el naturalismo, lo efímero de cada instante. Los preciosos momentos que se pueden documentar en nuestra mente, para después generar sueños. Sueños donde una mujer se sienta en mis piernas, y cuyo perfume puedo oler mientras siento su abdomen.

Mis cicatrices internas ahora han sanado, gracias a este insecticida, todos los malos insectos que carcomían con su veneno mi alma, han muerto por fin. Es algo a lo que me he acostumbrado, a la reinvención de mi mismo, y todo esto gracias a una hermosa mujer de cabellos extraños y ojos grandes que me trata mal, pero no me importa. Ahora sé cuales son todas esas cosas que debí haber hecho y lo que tengo que hacer para conseguir a alguien con quien compartir, sino el resto, por lo menos una buena parte de mi vida.

La libertad de querer a alguien por el curso natural de las cosas, y no porque así lo dicta la madre naturaleza. Todo esto gracias al conocimiento de las mujeres; pero que sucede ahora, ahora llega el salto de fe, la confrontación con lo desconocido, el estar atrapado entre las redes, no saber escapar de ese escote pronunciado, de esa risa hipnótica que te invita a hacer cosas que no deberías y de esa sonrisa que te aleja cada vez más. No hay donde esconderse, o la besas y se quedan juntos, o dejas de importarle.

¿Qué harías en ese caso? Por un lado no quieres hacerlo pero por el otro, ella no te da otra opción, te ha hechizado, te ha hecho creer que no te quería, pero realmente algo le gusta de ti. Sacas tu insecticida interior, sirve para eliminar suegras metiches y las famosas “mosca muertas”. Mantienes la compostura, ella está apunto de picarte, pero recuerdas las instrucciones de uso. “Lo que mal empieza mal acaba”. Esa es la respuesta: Escapar de la telaraña mientras puedes. Te has salvado por ahora, pero ese no será su único encuentro, y lo sabes, todos lo sabemos.

Eso es lo que queremos comprender, ¿Por qué? Por qué nos miran así, por qué nos sonríen, por qué nos abrazan, por qué nos buscan. Entrar en la mente de una mujer se ha convertido en un laberinto para mí, en un laberinto sin salida. Yo estoy en medio de la telaraña, no puedo despegarme, y en los ojos de esa tarántula puedo ver miles de rostros de todas las mujeres que he querido. Todas las mujeres que me han abandonado, y que he abandonado. No puedo soltar mis muñecas de esta red, y sus colmillos están cada vez más cerca de mi cuello, cada vez más cerca…