En el reino de la oscuridad no te he sacado de mis sueños; todos me dicen que cierre el ciclo y que me aleje de ti lo más pronto posible. Que huya de esos momentos que no volverán, pero me has demostrado lo contrario, que puedo confiar en ti y que aún me extrañas. Las frases se agolpan en mi cabeza para recordarme que no estamos hechos de piedra, que es normal extrañar a alguien y que después de haber buscado en todas las respuestas, solo queda una cosa por hacer. Recorrer juntos el camino para volver a encontrarnos, dar el salto de fe, hacer la llamada, el acto que redefine el flujo de la historia, que nuestro tiempo juntos realmente haya concluido y que seamos dos extraños que tienen guardado el número de teléfono del otro sin darnos cuenta de la realidad.
Pero es mejor enfocarse en aquellas cosas que devuelven la esperanza recuerdo el día en que mi hermano me explicaba porque la es esperanza es un mal, que en ese momento cuando Pandora abrió su caja y se escaparon los males sobre el mundo fue que la esperanza llegó al final de todos ellos. Cuando menos te das cuenta ya hay una nueva personita que forma parte de tu imaginario, que recuerdas varias noches seguidas y aparece en tus sueños. Ya no hay retorno de la oscuridad, no hay forma en que todo vuelva a ser como antes, sin embargo la energía sigue clamando por el reencuentro por volvernos a ver como si fuese la primera vez.
No me importaría el hecho de la brujería que me hiciste o de las veces que deseaste que me fuera mal y me iba mal. Como todos esos paseos en bicicleta que día con día me caía o como cuando me robaron los espejos de mi coche. O como esas veces que la última canción que te mande sonaba por todas partes o como cuando veía tu nombre en las personas que me atendían, prácticamente en todos lados. Los sueños lúcidos son mi escapatoria, mi válvula de escape, en ellos te busco y te encuentro una y otra vez. En cuanto nos volvamos a ver presiento que no nos volveremos a escapar y las voces nos guiarán nuevamente hasta encontrarnos.
Día tras día continuaré esperando por ti, bajo el rayo del sol y bajo la lluvia y el viento hasta verte de nuevo, hasta que decidas volver. Por más que lo intento no logro escaparme de ese recuerdo perdido, esa canción suena como loca en mi cabeza, una y otra vez hasta que deje de pensar en ti. Por eso decía que solo quedaba la opción del contacto, como un Tauro que en sus cuernos guarda el orgullo, así nosotros no estamos dispuestos a acercarnos. Esa incomodidad de mirarte al espejo y descubrir que no eras quien creías, que solo fuiste lo que otros querían.
La oscuridad no me lo permite, el miedo de que todo haya terminado y que todo se haya perdido, que no haya esa última milla para encontrarnos a medio camino. Puedo sentir el hilo rojo que aún no desaparece que nos ha mantenido unidos casi todo el año, que la piel tiene una memoria muy específica en la que vemos por última vez a esa persona que tanto daño te hizo. La ternura contrasta con tu rudeza extrema, con la forma en que quieres que los demás te tomen en serio, pero tu cuerpo grita lo contrario; con forma de corazón es el lugar donde te esperaré de aquí hasta que me muera.
Foto por: ACG Photography